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La escucha que nos sana
Eva Hibernia escribe sobre Cerca del mar de Ruth Vilar (Oidà Editorial, 2023) en Primer Acto:
«Cerca del mar, escrita por Ruth Vilar, es un brillante trabajo de madurez de la autora y su compañía, Cos de Lletra.
[…] un texto que brota, claro y emocionante, y que va dibujando una historia tan procelosa, tan llena de otros personajes a los que apela su protagonista y tan rica en espacios donde suceden los hechos, que al final nos parece haber asistido al más lleno de los espectáculos. Y es que lo que escuchamos y cómo nos es dicho, tiene la virtud de convocar la fuerza de la imaginación clarificadora. Somos espectadores, sí, pero poco a poco somos más que eso. Vamos convirtiéndonos en testigos, en confidentes, en jueces. Irene, la protagonista de esta historia, se muestra con tal sinceridad y desnudez, que nuestros oídos han de acompañarla, por fuerza, arropándola con las imágenes de todo lo que ella nos cuenta y que nos es tan cercano. Sus lugares son también nuestro paisaje, tan tangible como si estuviéramos allí con ella, codo con codo en su peripecia.
Este ejercicio de intimidad que la autora propone y la actriz (la misma Ruth) resuelve bajo la dirección de la otra mitad de la compañía, Salva Artesero, se fragua en la resolución de la más acuciante de las preguntas a las que se enfrenta un dramaturgo cuando escribe un monólogo. ¿A quién habla el personaje? ¿Por qué habla solo, o en soledad, precisamente en el escenario, un espacio que por naturaleza es lugar de representación de lo colectivo? A esa pregunta, Ruth Vilar lanza una respuesta múltiple. Los personajes que están alrededor de la vida de Irene, en tiempo presente, a lo largo del desarrollo de la trama, son los interlocutores de su discurso, gracias a lo cual la escuchamos como si estuviera en diálogo. Irene dialoga, replica, suplica, ofrece, pide, da cuentas de sus actos, intercede, se asombra, reprocha, conversa, en fin, con otro que está ahí, entre nosotros, al otro lado de la conversación, en el patio de butacas. Porque entre nosotros está el hermano, la madre, el padre, la amiga, la clienta de su puestecito de verduras y frutas, la mujer del tabernero, o el juez. Nos vamos volviendo un poco cada uno de esos individuos que estuvo allí y la escuchó. Nos tornamos hacedores de ese diálogo, pues es fácil rellenar los huecos, el contenido implícito en las palabras que devuelve esa mujer cada vez más angustiada.»
Lee aquí el artículo completo: ‘La escucha que nos sana’ de Eva Hibernia, publicado en el nº 364 de Primer Acto.
Fotografía de Rubén Ibarreta